Shelby GT350 y GT500 la verdadera diferencia

Uno de los autos más emblemáticos del mundo ha sido el Ford Mustang y tras los años su evolución ha tenido diversos motivos pero siempre un mismo objetivo: crear una experiencia de manejo única, principalmente en su variante modificada por Shelby American.

Desde su lanzamiento en 1964 el Ford Mustang buscaba ser la opción para un público joven ávido de emociones al volante, considerando un Pony Car, las diferencias con los Muscle Cars de la época hicieron necesario que adquiriera rápidamente pedigree de carreras, algo que Carroll Shelby supo desarrollar.

Desde 1967 la razón de ser del Mustang Shelby GT350 y GT500 ha sido el mundo de las carreras, pero el reto siempre ha sido el agarre en curvas que como muchos bólidos americanos es siempre su Talón de Aquiles.

Las diferencias entre GT350 y GT500

Para el caso del GT350 en su última generación el enfoque es primordialmente para pista, buscando mejorar su desempeño en curvas con un motor V8 5.2 litros de 526 HP probado en Nürburgring para demostrar que no sólo sirve para ser rápido en línea recta.

Con esto el GT350 ganó el tan ansiado respeto de los puristas además de romper con el estereotipo de que su potencia y peso lo hacen un auto temperamental.

Por su parte Ford no dejó atrás a los fanáticos del 1/4 de milla y para tal motivo está el GT500 que además de ser sustancialmente más potente busca lograr el mejor desempeño en rectas con el mismo motor pero agregando un supercargador que le permite desarrollar 760 HP, una verdadera bestia, por ello este año lanzó la edición especial GT500 Heritage para honrar a Shelby.

Sin duda el icónico estilo de Shelby para llevar al Mustang a otro nivel sigue vivo y aunque la llegada de las regulaciones ambientales estrictas pueda cambiar las motorizaciones el legado sigue y seguirá mientras los fanáticos se estremezcan con el rugir de sus motores.